La cultura la heredamos pero también la creamos, la cultivamos, la transformamos. Está en renovación constante. Es una energía social en movimiento y si este no se produce, se estanca. Lo que puede pasar con esas identidades culturales que dejamos morir por inanición y falta de acción. Ante este panorama, las redes sociales, plataformas de acción, participación, co-laboración y co-creación, se erigen en territorios para alimentar esa cultura.
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