Ignasi de Bofarull de Torrents
Si en el siglo XX las enfermedades y deficiencias –en el entorno pediátrico y familia- del niño estaban focalizados en las infecciones y las vacunas, la nutrición y la higiene, en estos primeros lustros del siglo XXI a estos problemas de salud se han sumado otro tipo de trastornos y enfermedades. La neurociencia, la biología, la pediatría han puesto de manifiesto que existen una nuevas situaciones socio-familiares que afectan a los niños, sobre todo en los primeros años de vida, que pueden menoscabar determinados planos de la salud que repercuten en el desarrollo, el comportamiento, o los progresos cognitivos y educativos del niño. Estos años son muy sensibles en el plano cerebral (Figura.1) y la ausencia de una buena estimulación y de una adecuada relación afectiva con los progenitores puede afectar al desarrollo del cerebro en el plano de las conexiones neuronales, en las fundamentales sinapsis que ahora tienen lugar.
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