El presente artículo quiere poner en valor a la ira y su función adaptativa y constructiva como emoción básica. Parto de una reflexión en base a mi práctica en terapia, donde observo el impacto negativo que tiene la mala gestión de esta emoción en las personas, sobre todo en lo que respecta a sus relaciones interpersonales.
Se hace imprescindible desculpabilizar la ira y mejorar el autoconocimiento emocional. Como profesional, me interesa dar a valer la psicoeducación sobre la ira y su gestión, como estrategias eficaces en aras de una buena convivencia.
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