Madrid, España
Desde la permeabilidad entre todos los géneros literarios que cultivó Carmen Martín Gaite y desde su pensamiento narrativo, este artículo explora la doble ruta de su producción literaria entre la escritura concertada y su atracción por la “palabra menor”. Asimismo, se examina el papel de testigo y legataria que la escritora desempeñó en el seno de la llamada generación de los 50, y cómo creó su propia voz y afirmó una poética comunicativa y de “innovación intrínseca” frente a la exhibición del arte de la dificultad propugnado por los grandes iconos masculinos de su grupo (especialmente, Rafael Sánchez Ferlosio y Juan Benet).
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