Barcelona, España
La presente comunicación pretende introducirse en el estudio de las figuras materna y paterna en las series norteamericanas contemporáneas con tramas entorno de la idea de complot. Alias (2001-2006), 24 (2001-2010), Lost (2004-2010), Prison Break (2005- 2009), Heroes (2006-) o Fringe (2008-) son ficciones que se inscriben en géneros diferentes (espionaje, ciencia-ficción, fantástico, thriller, etc.) pero siempre vinculadas a un imaginario conspirativo reactivado después del 11-S. En este contexto es interesante darse cuenta de como las series de intrigas complejas construyen un discurso sobre un país y, a la vez, sobre la idea de familia. Los personajes presentan múltiples caras, de manera que detrás de un presidente de los Estados Unidos, de una primera dama, de un agente antiterrorista o de un científico siempre hay un marido y un padre, una esposa y una madre. A causa de la complejidad de las tramas, las facetas diversas que presenta un personaje se mezclan y se contaminan. Y el camino para descubrir la identidad de uno mismo es siempre la estructura laberíntica. Así una serie de espías como Alias se manifiesta como una soap opera velada, un thriller como 24 es esencialmente un folletín familiar o un relato fantástico como Lost acaba descubriéndose como una ficción que plantea en última instancia la búsqueda del padre. Dentro de este magma temático, la figura paterna aparece siempre con claroscuros. Ahora bien, en el transcurso de las series las actitudes del padre acaban siendo justificadas: la reconciliación final es posible y la redención lo situa en el terreno de la heroicidad. Bien al contrario, las madres son siempre asociadas al motivo de la traición. Son mujeres maléficas y manipuladoras, que originan la mayor parte de los conflictos del relato y mueven los hilos del complot. En definitiva, son herederas de una larga tradición de figuras malvadas que se inicia con los seriales mudos y continua con los Mabuse de Lang, la obra de Hitchcock, etc. Las madres no protagonistas que aparecen en estos relatos o bien son eliminadas –sacrificadas– o bien presentan dificultades para llevar a término las funciones maternales. La comunicación quiere demostrar –a la luz del lema de este congreso: “els móns narratius més impossibles tenen com a fons el que és possible en el món que concebem com a real”– como en estos relatos en auge donde aparecen realidades paralelas (Lost, Fringe, Heroes) estas realidades funcionan como espejo del mundo de los personajes, que así proyectan sus deseos y aprenden a desarrollar los roles de padre, madre y/o hijos. Y, como efecto y resultado de éste, otro paralelismo habitual –el que el público espectador establece entre la propia vida y la narración que la serie le ofrece– pone en evidencia como las tramas de estas nuevas series televisivas de gran audiencia no sólo incorporan modelos patriarcales sino que los reafirman, los difunden desde planteamientos falsamente progresistas –fórmulas estéticas, técnicas narrativas, imágenes– y los reintroducen sutilmente en la sociedad. La comunicación tiene como objeto, pues, desentrañar estos planteamientos tradicionales difundidos detrás de una aparente modernidad en las series de ficción norteamericanas contemporáneas.
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