Para Renfe, el reto parece ser el 92, como para tantas otras empresas españolas. Pero ésta tiene aún pendiente arreglar sus cuentas con los usuarios cotidianos, los que a diario han de sufrir las deficiencias de un servicio que dista mucho de ser europeo. En materia de transportes públicos, los minutos de demora en un trayecto equivalen a años de retraso en eficacia. Renfe, a través de las magníficas campañas de Contrapunto, está logrando una imagen publicitaria muy por encima de su imagen real.
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