En el inicio del siglo XX, las esculturas africanas llevadas para Europa ganaron el estatus de arte. Este artículo busca investigar este proceso a partir de nociones como valor de culto y valor de exposición, según Walter Benjamin, y la de artificación teorizada por Roberta Shapiro y Nathalie Heinich. Además, se cuestionan las ambigüedades de esa legitimación a partir de dos ejemplos contemporáneos: la creación del Museo de Quai Branly en Paris y la circulación de las producciones del artista afrobrasileño Mestre Didi. La permanencia de términos como arte primitivo sugiere que las esculturas retiradas de África durante el período colonial habitan una espe- cie de limbo artístico, sin conseguir salir de las márgenes del arte. El ensayo a partir de las referencias teóricas y de los estudios de casos, propone equivalía a matarlos. No es así tan fácil, sin embargo, exterminar una cultura.
© 2001-2025 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados