El pensamiento occidental ha sido históricamente un instrumento de legitimación, naturalización y perpetuación de las relaciones desiguales de poder entre hombres y mujeres. Dentro de un contexto patriarcal, la llamada “identidad femenina” suele entenderse a partir de una concepción martirológica del amor, el apego a los estereotipos de belleza y la maternidad; configurándose la culpa en las mujeres a partir del sentirse en incumplimiento ante las expectativas sociales desarrolladas desde la masculinidad dominante. Visto esto, uno de los objetivos de toda terapia psicológica ha de ser el desmonte de los roles estereotipados de género, el desmonte de la masculinidad dominante y el empoderamiento de las mujeres. Igualmente, la incorporación de lo artístico permite recrear la vida, sanar el alma, y re-inventar lo humano con amplio sentido simbólico, así como hacer de las terapias psicológicas procesos también espirituales.
Historically, western thought has been an instrument of legitimizing, naturalizing and perpetuating the unequal power relationships between men and women. Within a patriarchal context, a “feminine identity” is usually understood from the concepts of martyr love, attachment to beauty stereotypes and maternity; then, the concept of guilt arises in women from the feelings of not complying with social expectations that were developed by masculine supremacy. With this in mind, one of the objectives of every psychological therapy should be to detach from gender stereotyped roles, to detach from masculine supremacy and to empower women. Also, the inclusion of art allows ways of re-creating life, healing the soul and re-inventing what is human from an extensive symbolic sense, as well as crafting psychological therapies into more spiritual processes.
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