La metodología aula invertida (Flipped Classroom) es una tecnología emergente ampliamente reconocida, mientras que la simulación clínica ha pasado a emplearse con simuladores cada vez más reales y complejos. En este estudio se combinan ambas herramientas para obtener un modelo interactivo denominado aula invertida extendida (Domínguez, Sierra, Pepín, Moros, y Villarraga, 2017) que va más allá del aula, como sucede en el enfoque tradicional de aula invertida, incorporando escenarios de simulación clínica de emergencias sanitarias. A lo largo del proceso de introducción de esta metodología se diseñaron actividades para que el alumnado trabajara en casa y posteriormente tenía que verificar la adquisición de los contenidos utilizando modelos de baja fidelidad para finalmente realizar prácticas y una evaluación con modelos de alta fidelidad sobre los que se permitía modificar las constantes vitales y respondían a las acciones realizadas sobre ellos por los estudiantes. Para la valoración de esta metodología por parte del alumnado se aplicó un cuestionario de siete ítems elaborado por Bones et al. (2017) y un cuestionario adaptado a partir del instrumento de evaluación de Nuñez y Gutiérrez (2016) valorándose un total de veinte ítems. Quince de los veinte ítems fueron valorados positivamente como totalmente de acuerdo en más del 40% de los casos, destacando el ítem “Tengo más ganas de ir a clase que antes de empezar la nueva forma de dar clase’’, en los que el alumnado seleccionó la opción totalmente de acuerdo 73,53% de los casos. Por lo que se puede concluir que el grado de aceptación entre los estudiantes de esta metodología es elevado.
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