El pasado mes de mayo, Balay puso en el mercado la placa Y 3.900, que se basa en un sistema de cocción completamente revolucionario -la inducción-, caracterizado por la ausencia de foco calorífico. La cocina por inducción, un paso por delante de la vitrocerámica, acentúa las ventajas de limpieza y estética de ésta, y se sitúa en la banda alta de las cocinas que emplean energía eléctrica. Por el momento, sin embargo, dada la novedad del producto y su escasa presencia en el punto de venta, Balay se ha limitado a realizar una mini-campaña de presentación. No se trata tanto de vender, dicen en la empresa zaragozana, como de capitalizar la imagen que implica ser los introductores en el mercado español de la cocina por inducción. Pretenden dar primero, para dar dos veces.
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