Barcelona, España
El porno hetero es primordialmente cuerpo; cuerpos bellos, elásticos, turgentes, cimbreantes, heteronormativamente compuestos y rentables. El placer postmoderno es rendimiento. La literatura -ámplia- y los enfoques -variados- para dar cuenta del cuerpo ya suponen una cierta subdisciplina académica. Aquí se ensaya un análisis de las transformaciones de los cuerpos (su imagen, usos, plasticidades y potenciales implicaciones sociales) en el mundo de la pornografia desde una perspectiva frankfurtiana, recurriendo a otros autores (Foucault y Deleuze) para explicar aquellos componentes éstéticos y de poder incrustados en actrices, actores y escenas porno actuales. Se defiende entonces que los cuerpos hiperintervenidos (mediante la ciencia, la tecnologia, y la cultura de consumo de masas) constituyen la punta del iceberg emulativo-normativo desde el que se hunde el continuun de cuerpos/tecnicas/mercados de la sexualidad actual en su versión pornagráfica. Para ello se escogen y comparan cuerpos y films de la industria pornográfica de finales de los setenta con escenas y cuerpos de películas de nuestra década. En apenas treinta años, la trasformación imaginaria de las intervenciones sexuales pasa de la interelación sexual hippie (refocilamiento de amiguetes) al desollinador contorsionista actual (eso sí, muy comunicativos, pero distantes, solitarios y placenteramente errantes). Se hipostasía, a su vez, mediante una pequeña etnografía, que semejante imaginario de puberización perversa y rendimiento, de pieles marcadas y goces sumisos han trastocado los referentes de prácticas y deseos de hombres y mujeres heterosexuales que habitan su sexualidad en las las sociedades de la información occidentales. Trastocamiento que transfiere un plus de poder (a pesar de la sumisión narrativa) a las mujeres.
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