Sevilla, España
Toda técnica influye en la investigación y en sus resultados. Labov analiza el efecto del empleo de las técnicas y cómo éstas inciden en la respuesta del sujeto estudiado –en tanto que la técnica construye una situación social para los participantes. El grupo de discusión es un “grupo situacional” goffmaniano: sus miembros no son grupo fuera de la situación. En tal situación artificial cada participante desarrolla estrategias o “jugadas” para parecer aceptable ante el resto. La técnica –la propia investigación- supone un elemento que interviene en el mercado de interacción. Esta influencia es relevante en el aspecto situacional, pero también en la construcción de un “problema social”: si los participantes sienten que la investigación en la que colaboran les estigmatiza, es preciso que observemos un nivel específico de “jugada” reactiva, más vinculada a la presencia del investigador que al grupo. Acudo a una investigación cualitativa estructural en cuyo equipo de investigación participé, y concretamente, a los grupos celebrados en Níjar (Almería). Tras los disturbios del año 2000 en El Ejido, tuvo lugar en ciertos municipios almerienses un proceso al que se le puede aplicar el análisis de Lenoir sobre la relación entre el objeto de estudio y la aparición del “problema social”: distinguimos una inicial fase de reconocimiento que visibilizó cierta situación que se convertiría en foco de atención pública produciendo una nueva categoría social; y una posterior etapa de legitimación, que promovió la inserción del problema entre los temas de preocupación, enunciándolo y formulándolo públicamente. La influencia de los mass media –y su eco inmediato en sectores políticos, administrativos, científicos y académicos propició no sólo una resonancia mayor de los sucesos (“Caza del hombre en El Ejido”), sino la producción de un nuevo “problema social”: el “racismo en Almería”. Martín Criado subraya la relevancia del especialista y su función en los procesos de cambio o mantenimiento cultural y en la producción de bienes simbólicos; y los efectos prácticos inherentes a toda categorización, en la medida en que ésta logra conformar las representaciones y prácticas de los agentes sociales. Nuestra “inspección” en Níjar interviene en la construcción del “problema de racismo en Almería”, cuyo estudio supone una “representación mental” de la realidad que se está elaborando mediante formas “encarnadas” (expertos): agentes que contribuyen a convertir las categorías en instituciones influyentes, al mismo tiempo que crean la demanda de sus servicios y fortalecen la importancia de las funciones de su conocimiento especializado. Nuestra presencia en el contexto del “problema social” no sólo recopilaba discursos: los producía. Según nuestra hipótesis, aparecen discursos “reactivos” cuando los discursos socialmente legitimados se quiebran o dejan de bastar en su función legitimadora. La acusación difusa, representada por un “ellos” inicialmente impreciso, les lleva a romper con los marcos discursivos habituales y especialmente con los emanados de los mismos periodistas en los que finalmente la personifican. Ante la censura externa, desarrollan dos estrategias: una, reinterpretar la legitimidad para acercarla a la práctica (coartada discursiva “local” o vivencial); otra, la construcción social de un discurso legítimo.
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