Desde la vitalidad que le es característica y considerándose un auténtico privilegiado por los treinta años de actividad profesional transcurridos hasta el momento, dos palabras definen la nueva etapa que emprende Rafael Llopis: libertad y legado. Libertad porque, dice, "no quiero tener el papel protagonista". Y legado porque cree que a través de la formación, a la que se va a dedicar, puede, además de impregnarse del ritmo trepidante de cambio que marcan los tiempos, contribuir a inculcar en los alumnos, y por ende en las organizaciones, el concepto de humanidad.
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