A lo largo de la historia se le ha otorgado más importancia a los conflictos bélicos que a la paz, y esta circunstancia también se ha reflejado en la producción artística y en el análisis historiográfico de esta. Sin embargo, existen acuerdos de paz que cambiaron el panorama político y artístico del momento. Este es el caso de la Paz de los Pirineos de 1659, la cual supuso todo un hito histórico, pues ponía fin a décadas de conflictos entre españoles y franceses. Este acuerdo se selló con el matrimonio de los herederos de ambas monarquías, María Teresa de Austria y Luis XIV, en la isla de los Faisanes del Bidasoa, lugar que se revistió de toda la pompa y suntuosidad que requería el momento. La producción artística de ambas cortes se dedicó durante varios años tras el acontecimiento a plasmar el enlace que se convirtió en todo un símbolo de la paz y la concordia –temporal e inestable– entre ambas monarquías, aspecto que podemos observar en relaciones festivas, pinturas, arquitecturas efímeras, medallas, etc., que tuvieron una gran difusión por la Europa del siglo XVII, con un carácter eminentemente propagandístico. En este artículo mostraré algunas de las obras fruto de estas nupcias reales, analizando las fuentes de los programas iconográficos para desvelar los mensajes ideológicos y políticos expresados por parte de ambas cortes. Para ello, revisaré las fuentes más importantes de la emblemática en torno al concepto de la paz, lenguaje renacentista que utilizaron la mayoría de artistas europeos y que plasmaron en las obras objeto de nuestro estudio.
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