La figura musical de la muerte, identificada con determinados motivos rítmicos, fue utilizada ya desde el siglo XVII en las tragédies lyriques compuestas por Lully y Rameau. El uso de dichos motivos se extendió a las óperas del siglo XIX, siendo ampliada su función, originalmente ilustrativa, para adquirir también un carácter premonitorio y retrospectivo, primero en obras de Cherubini, Spontini, Paër y Mayr, y, después, en algunas de las óperas de Meyerbeer, Berlioz, Halèvy, Mercadante, Bellini, Donizetti, Pacini, Verdi y Wagner. Esta larga tradición no fue ajena a los compositores de las primeras óperas decimonónicas escritas en castellano para los teatros de Madrid. En este estudio se analiza la presencia del motivo de la muerte en obras como Fernando IV ‘El Emplazado’ de Zubiaurre, Guzmán el Bueno de Bretón, Mitrídate de Emilio Serrano, o las óperas de Chapí. El análisis constatará su uso polivalente, desde la mera descripción del drama hasta el desligamiento respecto al mismo
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