El consumo de carne de pollo y cerdo contaminada con dioxina ha vuelto a poner en entredicho la bondad de los alimentos que llegan al mercado. A juicio de los expertos, los controles son rigurosos, pero no pueden evitar que a veces, por culpa de algún desaprensivo, nos comamos algo potencialmente peligroso para la salud.
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