El primer año de la universidad constituye una instancia crítica que requiere ser revisada en su conjunto, siendo allí donde se producen las tasas más elevadas de abandono. Uno de los puntos que ameritaría especial atención es la evaluación, en tanto esta orienta en gran medida el rumbo a tomar por parte de los sujetos, instituciones, programas, acciones. Partiendo de la idea según la cual la evaluación puede ser una situación de aprendizaje que facilite procesos de afiliación a la institución o, de modo contrario, un mecanismo de selectividad social, se plantea la necesidad de reconocer las diferencias entre sus funciones pedagógicas y formativas y aquellas vinculadas con el control administrativo. Además de un recorrido teórico-conceptual sobre el tema se considera la perspectiva de dos actores centrales en el campo universitario: los estudiantes y los profesores.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados