Málaga, España
Ser profesor, como ser padre, supone mantener una relación estrecha y de influencia con la infancia. Sin embargo, nuestros modos de vida no nos ayudan a tener una presencia consciente y diligente en nuestras relaciones con niños y jóvenes. En un tono autoreflexivo, el texto nos invita a considerar que, como adultos, hemos de aminorar la marcha para así escuchar, en un sentido pedagógico más pleno, a nuestros estudiantes y a nuestros hijos.
Being a teacher, like being a father, means maintaining a close and influential relationship with childhood. However, our ways of life do not help us to have a conscious and diligent presence in our relationships with children and young people. In a self-reflective tone, the text invites us to consider that, as adults, we must slow down in order to listen, in a more pedagogical sense, to our students and our children.
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