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Shock of the Old, or, the Uruguayan view of world history

    1. [1] Imperial College of London
  • Localización: Revista madri+d. Monografía: revista de investigación en gestión de la innovación y tecnología, ISSN 1579-9417, Nº. 20, 2008 (Ejemplar dedicado a: Innovación sin fronteras. El mito de la sociedad del conocimiento / coord. por Alfonso González Hermoso de Mendoza, Patricio Morcillo Ortega), págs. 115-119
  • Idioma: inglés
  • Enlaces
  • Resumen
    • español

      Es precisa una comprensión más profunda del mundo tecnológico (así como del mismo concepto de ‘tecnología’). Si no disponemos de una historia de las tecnología en uso que sea aplicable difícilmente dispondremos de una historia aplicable de la invención o de la innovación. Necesitamos unos cambios radicales de orientación. En primer lugar, debemos evitar confundir lo que está en uso con lo que resulta de la innovación. En segundo término, debemos estudiar por separado el uso y la innovación, y examinar sus conexiones de maneras nuevas. En tercer lugar, debemos reconocemos que nuestros conceptos implícitos de invención y de uso son altamente parciales, puesto que se refieren a un conjunto atípico de tecnologías en lugares atípicos.

      En 1859 una sociedad dirigida por James Lowry, natural de Belfast, fundó una ciudad en un lugar llamado Fray Bentos.

      Estaba situada en la parte uruguaya del amplio y navegable río Uruguay, uno de los dos que alimentan el Río de la Plata.

      En las afueras de la ciudad (que más tarde se conocería como Fray Bentos), LEMCO (la Compañía del Extracto de Carne Liebig) elaboraba su extracto concentrado de carne de acuerdo con la tecnología de Liebig.

      Este y otros casos sugieren que necesitamos, como mínimo, una nueva orientación del tiempo tecnológico. En lugar de las líneas del tiempo convencionales de la modernidad, que son pautadas por invenciones específicas, precisamos de un sentido de las invenciones y las tecnologías en uso que combine las antiguas y las nuevas en formas complejas. Al emplear dicho concepto buena parte de nuestra reflexión sobre las bases de la tecnología devendría inútil. La mayor parte de nuestras actuales racionalizaciones de la innovación son tediosamente repetitivas, especialmente cuando nos dicen que estamos viviendo en un mundo radicalmente nuevo en el cual nada puede aprenderse del pasado. Lo que deberíamos aprender del pasado es cuán viejo resulta esta argumentación, y cómo de equivocada ha resultado casi siempre.

    • English

      A deeper understanding of the technological world (as well as of the concept of ‘technology’) is needed. If we have not a usable history of technologies in use, we hardly have a usable history of invention and innovation either. We need a decisive set of shifts in focus. First, we need to avoid conflating what is in use with what is being innovated. Second we need to study both use and innovation separately, and examine the connections in new ways. Third we need to recognise that our existing implicit accounts of both invention and use are highly partial, covering an atypical set of technologies in atypical places.

      In 1859 a private company led by the Belfast-born James Lowry founded a town in a place called Fray Bentos. It was on the Uruguayan bank of the very wide and navigable River Uruguay, one of two rivers which feed into the River Plate. Just outside the town, later to be itself named Fray Bentos, LEMCO (Liebig Extract of Meat Company) made its Liebig concentrated meat extract.

      This case, and many others, suggest that we need, at the very least, a new sense of technological time. Instead of the standard timelines of modernity measured out in particular inventions we need a sense of inventions and technologies in use in which old and new merge in complex ways which render our ideas of novelty, on which so much of our thinking about technology is based, rather useless. Most arguments for innovation today are tediously unoriginal, not least in that they tell us that we are living in radically new world which can learn nothing from the past. What we should learn from the past is how old this argument is, and how wrong it has nearly always been.


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