Las posturas y gestos específicos de un deporte pueden influir en la extensibilidad isquiosural (Henderson, Barnes & Portas, 2010; López-Miñarro, Muyor, Alacid & Vaquero, 2014), influyendo esta en el funcionamiento del ritmo lumbopélvico (Santonja, 1996), en la disposición de la columna vertebral y en la aparición de lesiones (Ferrer, 1998).Se realizó este estudio con el fin de evaluar los niveles de extensibilidad isquiosural de los deportistas jóvenes. Se contó con 40 tenistas varones entre 14 y 18 años (media 16,35 ± 1,82 años; talla 1,71 ± 0,14 metros; masa:
67,45 ± 10,11 kilogramos) los cuales entrenaban 3 sesiones por semana al menos durante 4 años. Se valoró la extensibilidad isquiosural mediante los test de distancia dedos-planta (DD-P), dedos-suelo (DD-S) y elevación de pierna recta pasivo (PEPR) y activo (AEPR). Se observó en el DD-S el 30,8% casos de normalidad y casi el 50% cortedad de grado I, mientras que en el DD-P, el 48,7% presentaban valores de normalidad y un 33,3% valores de cortedad grado II. En el PEPR, aproximadamente el 65% presentaban normalidad, el 30% cortedad grado I y el 5% cortedad grado II.
Concluyendo que dos tercios de los tenistas presentaron una extensibilidad normal y que los test DD-P y DD-S no son adecuados para valorar la extensibilidad en tenistas adolescentes.
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