Las observaciones en el aula han seguido una tendencia evaluativa y protocolada, que no da cuenta de la manera en que sus componentes interactúan, ni documenta los procesos más finos como la construcción procesual que promueve en los alumnos el paso de las explicaciones a los argumentos. Se propone un análisis cualitativo-descriptivo de la práctica docente, que a través de las secuencia de actividades y la lógica de participación, establece las condiciones para emular la Tecnología Social de la ciencia profesional. Se concluye que a través del diálogo sobre los conocimientos cotidianos de los alumnos, la docente fomenta la producción de afirmaciones, se inclina a definir los conceptos a través de listas de ejemplos, pide explicaciones que al no contrastarse no devienen argumentos.
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