Las obras de arte suponen una gran oportunidad de creación de imagen para el país donde se gestaron cuando este las traslada fuera de sus fronteras, pretendiendo con ellas transmitir cierta ideología que redunde en su identidad como nación. Partiendo de esta idea, el presente texto versa sobre la instrumentalización propagandística de la pintura cuando una entidad de poder interviene en el valor expositivo de la misma. Para ello, se centrará la atención en la exportación del Expresionismo Abstracto a Europa por parte de la CIA. Con este caso se ilustra cómo una pintura sin intenciones de poder en su creación se acaba convirtiendo en arte propagandístico en su recepción, conteniendo un mensaje ideológico oculto tras su función estética.
Works of art mean a big opportunity of image’s creation for the country in which they were made, especially when the country sends them abroad, hoping to transmit certain ideology with them that results in the country’s identity as a nation. Departing from this idea, the present paper is about the propagandistic exploitation of painting when a power entity takes part in the exhibition value of it. In order to describe it, the text will be focused on the CIA’s exportation of Abstract Expressionism to Europe. With this case, it is shown how a painting without power intentions in its creation becomes a propagandistic art in its reception, holding an ideological message that is hidden behind its aesthetic function.
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