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Unidad y diversificación de la lengua española

    1. [1] Universidad de Chile

      Universidad de Chile

      Santiago, Chile

  • Localización: Onomázein: Revista de lingüística, filología y traducción de la Pontificia Universidad Católica de Chile, ISSN 0718-5758, ISSN-e 0717-1285, Nº. 3, 1998, págs. 133-142
  • Idioma: español
  • Enlaces
  • Resumen
    • español

      La historia del español, puede decirse que empezó a gestarse con la llegada de los Escipiones a la Península Ibérica (218 a.C.), para, con el tiempo, y una vez conformada como tal, expandirse, con el nombre de ‘castellano’ primero y de ‘español’ después, por los cinco continentes.

      Lo que se aprecia en la Hispania de hoy es una gran variedad de maneras de hablar en lo que estimamos es una misma lengua. Este “sentimiento de unidad” obedece al hecho de que se trata, prácticamente, de un único sistema (o diasistema) lingüístico con una multiplicidad de normas (en sentido sociolingüístico), por aquello de que toda lengua es plurinormativa, sin dejar de ser ella misma. Así se da la diversidad dentro de la unidad.

      Distintas y numerosas son las causas de esta diversificación, la que para algunos encierra el germen de una fragmentación del español, tal como ocurrió en su tiempo con el latín; sin embargo, hasta ahora no se ve que ella atente contra la unidad del sistema, como se aprecia en el habla culta formal de todo el mundo hispánico. Pero, siendo el español, como toda lengua, un sistema en equilibrio inestable, está destinado a experimentar cambios profundos, aunque no inmediatos, y, en la “poshistoria”, hasta a desaparecer como tal lengua. Verdaderamente es un privilegio que nos contemos todavía entre los más de cuatrocientos millones de personas que pueden comunicarse en su propia lengua materna. Por esto, por nuestro propio bien, debemos velar –que es ‘vigilar’– por retardar lo más posible el comienzo de los procesos de desintegración.

    • English

      The history of Spanish can be traced back to the days of the arrival of the Escipions in the Iberic Peninsula –in the year 218 BC– , from where the language spread over the five continents with the passing of time.

      The Hispanic World today displays a huge variety of what we consider the same language. This sentiment of unity is justified by the existence of one diasystem realized in a diversity of sociolinguisic norms. This multiplicity of forms is deemed by many as the seed of fragmentation, as it was the case with Latin in older days. However, no such fragmentation is perceived in the formal speech of educated speakers. Nonetheless, as with all languages, Spanish is bound to undergo slow but profound changes –and even disappear as such– in the long term. We, as speakers, must do our best to delay this process of desintegration as much as it is in our power.


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