Lengua y mujer son dos conceptos tan extensos que la precisión a través del título es necesaria como categorías distintas y diversas: la lengua es neutra, su uso puede ser sexista, mientras que el género es una cuestión estrictamente técnica y no marca sexo, de aquí la atención a la comunicación real, a la pragmática comunicativa y a lo que queremos decir, lo que decimos y lo que decimos sin querer. La casuística ejemplificatoria concluye con propuestas para evitar el desconocimiento de usos sexistas y contribuir, desde la enseñanza de lenguas, a evitarlos.
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