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La Estructura de Mando de la Alianza Atlántica (NCS)

  • Autores: Francisco Javier García Arnáiz
  • Localización: Cuadernos de estrategia, ISSN 1697-6924, Nº. 191, 2017 (Ejemplar dedicado a: OTAN: presente y futuro), págs. 51-82
  • Idioma: español
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  • Resumen
    • español

      El relativo clima de desescalada, la creación de múltiples foros de diálogo internacionales y la entrada de nuevos socios en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), muchos de ellos procedentes del antiguo «Pacto de Varsovia», hizo que a finales de la primera década del siglo XXI se extendiese una sensación de «estabilidad» en al área euroatlántica combinada con un entorno de tremenda inestabilidad en áreas alejadas cuyo paradigma fue el conflicto de Afganistán. La OTAN participó en el conflicto de Afganistán a petición de las Naciones Unidas, pero pronto se hizo evidente que no estaba preparada para operar en teatros de operaciones tan alejados y en crisis tan duraderas. La «Defensa Colectiva» había primado sobre las operaciones «Fuera de Área» en los años precedentes y la «desplegabilidad» había sido descuidada.

      Estos factores, junto con el deseo de reducir el esfuerzo logístico de las naciones en la Estructura de Mando de la OTAN, manteniendo al mismo tiempo su Nivel de Ambición, hizo que en 2011 se aprobase un nuevo diseño de la misma, más reducido, menos costoso en personal y con líneas de mando más directas, poniendo gran énfasis en la Estructura de Fuerzas. Esta reducción llevó consigo el desequilibrio en los niveles de planeamiento y conducción de las operaciones militares y la incomodidad de los nuevos socios respecto a la distribución geográfica de los cuarteles generales.

      El entorno estratégico ha evolucionado a enorme velocidad desde entonces, haciendo pensar a algunos que tal vez el movimiento pendular fue excesivo y las operaciones de «Defensa Colectiva» quedaron descuidadas en la reorganización de 2011. Por otro lado, muchos piensan que la Alianza debe conservar su carácter multidireccional e incidir de forma proporcional en las tareas básicas marcadas en el Concepto Estratégico de noviembre de 2010, pero al mismo tiempo se debe encontrar el adecuado equilibrio en la asignación de recursos. Por ello, se ha abierto un proceso para determinar si la Estructura de Mando de la OTAN de 2011 debe ser «adaptada» a los nuevos tiempos y si así es, cómo.

    • English

      The relative de-escalation climate, the creation of multiple dialogue fora and the accession of new members to the North Atlantic Treaty Organization (NATO), most of them previously part of the extinct «Warsaw Pact» made that, at the end of the first decade of the XXI Century, an «stability» sensation spread all along the Euro Atlantic area combined with a very unstable environment in distant areas, situation whose paradigm was the Afghan Conflict. NATO took part in the Conflict of Afghanistan under the request of the United Nations, but it was soon evident that it was not fit to operate in Theatres of Operation so far away from NATO territory and for so extended periods of time. «Collective Defense» had taken strong precedence over operations «out of area» in the years before and «deployability» had been overseen.

      These factors, together with the will to reduce the logistic burden of the nations to maintain the NATO Command Structure, but conserving at the same time the Level of Ambition, made that a new design for it were approved in 2011. This design called for a structure which was reduced, less personnel intensive and with leaner lines of command, stressing the emphasis on the NATO Forces Structure.

      This reduction implied some imbalance among the Planning and Conduct Levels for military operations and some discomfort of the new members about the geographical footprint of the different Headquarters.

      The strategic environment has evolved at an enormous rate from then, and it has made some observers think that maybe the pendular movement of the new design was excessive and the «Collective Defense» operations overseen in 2011. In the other hand, it is still thought that the Alliance must keep its multidirectional character and give due balance to the basic tasks delineated at the November 2010 Strategic Concept, without requesting an unaffordable amount of resources. That is why NATO has opened a process to determine if its Command Structure has to be «adapted» to the new environment, and if so, how?


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