Guilhem de Peitieu, el primer trovador cuya obra se ha conservado, declara que hará "un verso sobre absolutamente nada"; ochocientos años más tarde, Tristan Tzara dice (Primer manifiesto) que Dadá "es una palabra que no significa nada". En ambos casos, la búsqueda de una forma pura para el poema va unida a la negación del significado. La tensión entre la transmisión oral o escrita y entre el poema entendido como música o como figura gráfica tienen gran pertinencia en la interrogación acerca del porqué de esa atracción por la nada.
Guilhem de Peitieu, el primer trovador cuya obra se ha conservado, declara que hará "un verso sobre absolutamente nada"; ochocientos años más tarde, Tristan Tzara dice (Primer manifiesto) que Dadá "es una palabra que no significa nada". En ambos casos, la búsqueda de una forma pura para el poema va unida a la negación del significado. La tensión entre la transmisión oral o escrita y entre el poema entendido como música o como figura gráfica tienen gran pertinencia en la interrogación acerca del porqué de esa atracción por la nada.
© 2001-2025 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados