Revisamos los programas de aprendizaje a lo largo de toda la vida a nivel internacional, desde la perspectiva del aprendizaje adulto, destinado a las personas a partir de 50 o más años y no vinculada al ámbito laboral. Teniendo muy presente el envejecimiento de la población mundial y las perspectivas de aumento en los grupos mayores, 50-74 años, y más mayores, 75 y más años, empieza a ser una cuestión de mucha importancia política, económica y social, la inversión en aquellas acciones y programas que posibiliten el envejecimiento saludable. Potenciar la toma de decisiones eficaces sobre el propio proceso de envejecer, con la finalidad de mantener las habilidades funcionales de las personas a medida que envejecen, el mayor tiempo posible y en las mejores condiciones. La participación es un elemento de mucha importancia en este proceso. Las posibilidades son amplias, tanto el voluntariado como la participación en actividades de tipo físico, cognitivo y social mejoran la calidad de vida. De forma especial, los proyectos educativos y culturales que se han desarrollado desde la década de finales de los años 60 en la mayoría de países desarrollados, aunque con distinto ritmo y distintas formas de llevarlos a cabo, pero con igual resultado en lo que se refiere a la mejora de las oportunidades de salud y calidad de vida. A la luz de estas cuestiones, se plantea la importancia de hacer llegar la educación a todas las personas como un derecho, haciendo especial hincapié en aquellos colectivos en mayor dificultad social.
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