Sin lugar a dudas, el corto Un perro andaluz (1929) sigue promoviendo multitud de reflexiones en un ámbito de vasos comunicantes, puesto que aúna pintura, literatura, cine y pensamiento. Con esta ponencia, pretendemos ahondar en la enjundiosa interpretación de los espacios. A pesar de que las insólitas escenas de este corto cinematográfico transcurren mayoritariamente en espacios cerrados, hay ocasiones en que se nos proponen espacios sumamente abiertos (asociados al erotismo y la muerte). El tratamiento de estos espacios casa con la interpretación de continuidad/discontinuidad ontológica del ser humano en Georges Bataille (sin olvidar toda la simbología del ojo ni las teorías freudianas que vinculaban el erotismo con la muerte). Así pues, se trata de indagar en las proteicas/apasionantes relaciones entre ambos discursos para dar cuenta de su íntima y enriquecedora conexión.
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