Cuando una estructura tiene agotada su vida útil se plantean dudas sobre cual es realmente su capacidad resistente, si existe alguna posibilidad de su regeneración, y hasta qué punto, ésta, en el caso de existir puede tener sentido. Aparece el concepto entonces de �ruina técnica� cuando el coste de regeneración de la vida útil supera el coste de una nueva construcción. En ese momento uno de los métodos de evaluación para conocer cuál es la capacidad resistente de la estructura es la realización de una prueba de carga. Sin embargo, las metodologías a emplear, su operativa, y la interpretación de resultados presentan diferentes vías de trabajo sobre las que conviene realizar matizaciones. En este trabajo se analiza el entorno del marco normativo para la realización de pruebas de carga en estructuras en uso, se debate sobre sus ventajas e inconvenientes, y se presenta el caso real de una estructura en la fase final de su vida útil, con casi 50 años de antigüedad, para que sirva de apoyo de los argumentos expuestos.
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