El hormigón armado como material estructural se introduce en España, por influencia francesa, a finales del siglo XIX, siguiendo el modelo de sistemas patentados imperante en Europa. Los sistemas se basan en ideas intuitivas, si bien cuentan con poco soporte científico. El oscurantismo sobre el cálculo y diseño de las estructuras de hormigón armado, llega a suponer incluso un obstáculo para su desarrollo y generalización a principios del siglo XX, tanto por la escasez de conocimiento que demuestran como por una serie de accidentes relevantes. Por ello, durante la primera década del siglo se promulgan una serie de normativas en muchos países, que cambiarán el diseño y el cálculo de las estructuras de hormigón armado.
Conocer el entorno del sistema de patentes, sus comienzos y las circunstancias de su aplicación, permite comprender los condicionantes de las estructuras de esa época, muchas de ellas del patrimonio cultural, como se analiza con el caso de la alhóndiga de Bilbao (1906-1909).
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