La gran antigüedad de la ciudad de Caral y el nivel de ingeniería descubierto en sus pirámides, permite concluir que sus tecnologías constructivas influyeron en el desarrollo de la arquitectura ceremonial del Perú y América.
Una primera revelación es que sus pirámides eran estructuralmente firmes gracias a la estabilidad de sus núcleos. Las pirámides eran plataformas estables y escalonadas, producto del enterramiento de las precedentes. La concepción espiritual-religiosa asociaba con la concepción estructural. El edificio era tratado a semejanza de los seres vivos que pretendían inmortalizarse junto a sus deidades y al cumplir su etapa de vida, era enterrado para generar una estructura piramidal escalonada mayor.
Los entierros de las pirámides se hacían con la misma tecnología para lograr la estabilidad global de la pirámide frente a los sísmicos. Los núcleos de las plataformas eran conformados, vía prueba y error, por refuerzo con capacidad de tracción. Inventaron unas bolsas de fibra vegetal, que contenían piedras acomodadas en equilibrio estable que lograban un sólido comportamiento sismo resistente en los núcleos de las pirámides. Fueron los precursores de la tecnología de los actuales gaviones. Las fachadas de piedra y barro, eran estéticas, enlucidas y decoradas. Eran la mutante piel de la estructura inmortal.
Adicionalmente en Caral se desarrolló la tecnología de madera, caña, fibras vegetales y barro, llamada Quincha, re-utilizada en la arquitectura colonial de Lima, como solución sismo resistente luego de los catastróficos terremotos de 1687 y 1746.
Este documento es presentado por el grupo de ingenieros de la PUCP que constituyó el grupo estructural asesor de Caral, parte de un equipo interdisciplinar, que describe los detalles de la investigación desarrollada en la pirámide La Galería, donde se comprueba el notable avance en ingeniería sismo resistente desarrollado en Perú hace más de cinco mil años.
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