Este texto sostiene que la tragedia constituye un instrumento conceptual útil y apropiado para pensar los problemas de la política. Hay política exactamente porque hay, en el mundo de las relaciones entre los hombres, conflictos entre sistemas de valores antagónicos. El conflicto es uno de los “principios constitutivos” de la política, que no existiría si el mundo fuera todo armonía, anuencia y comunidad de criterios sobre lo bueno, lo justo y lo deseable.
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