En el actual entorno económico, donde el fantasma de una recesión global ha despertado, la estabilidad presupuestaria es absolutamente necesaria. Este hecho tien un efecto inmediato sobre la cantidad de recursos y la forma de financiar la educación superior, que ha de ser responsable de los fondos distribuidos.
En este trabajo nos centraremos en quién paga la educación superior. Trataremos de demostrar que la respuesta a esta cuestión tiene importantes consecuencias sobre la organización de sus instituciones.
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