El advenimiento de España a la contemporaneidad se produjo, como en el resto de Europa, a través de un proceso complejo, tal vez más difícil y lento en el caso español. Las nuevas ideas habrán de enfrentarse con las antiguas estructuras mentales dispuestas a mantener el viejo orden político. Los liberales, defensores del nuevo orden, buscaran un soporte, mas allá de las armas, en la educación propugnando la formación de hombres instruidos en los principios que constituyen la base de la proyectada nueva sociedad. Esta preocupación se pone de manifiesto en diversos esfuerzos educativos emprendidos por los gobernantes liberales. Entre ellos hay que destacar el real decreto de 24 de abril de 1820 por el que se obliga a los sacerdotes a explicar la constitución política en los domingos y días festivos. Teniendo en cuenta la debilidad del sistema educativo formal y que el analfabetismo de la inmensa mayoría condicionaba la forma de transmisión de los contenidos culturales que se vehiculaban fundamentalmente de forma oral, la predicación era el medio más eficaz para hacer llegar la instrucción constitucional al pueblo llano.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados