En la ponencia, cuyo resumen aquí se presenta, se justificará epistemológicamente, se fundamentará teóricamente y se describirá tecnológicamente una estrategia conversacional con la que dar a conocer quién, porqué, por qué, para qué, para quién y de qué o/y de quién se dice lo qué se dice cuando se dice lo que se dice.
La ponencia parte de una concepción sociopráxica de la realidad social y, por ende, de la comunicación. Cada ser humano construye su particular e incognoscible realidad al inferir sentido a los estímulos recepcionados; si bien, ésta construida realidad no responde al capricho de cada cual, ya que necesitamos compatibilizar -no siendo lo mismo que compartir- los sentidos inferidos en las redes sociales en la que participamos. La comunicación no se produce, por tanto, en las redes al intercambiar mensajes sino que se intercambian mensajes porque nos comunicamos al compatibilizar sentidos en las redes en las que participamos.
Ahora bien, obvio es que no todos participamos de todas las redes ni en las que lo hacemos lo hacemos por igual. Los seres humanos nos relacionamos con quien queremos de entre los que podemos. Y en las mismas, cada uno y cada cual procura compatibilizar sus particulares construidas realidades de acuerdo con las necesidades construidas en las redes en las que participamos.
Nuestra participación en todas y cada una de las redes condicionará nuestro modo de pensar, pero dependiendo de lo que esté en juego, diferente será el papel que desempeñará una u otra red en la configuración de nuestra opinión sobre un tema determinado, y, asimismo, la realidad socialmente cristalizada en cada una de las redes se verá condicionada por la participación de unos u otros sujetos en una u otra redes. No siendo la realidad la que es porque los diferentes sujetos (sujetados en las redes) partan de las redes de las que parten, pero no sería como es si no partieran de donde parten, esto es, si los sujetos no estuvieran sujetados en las redes de las que parten.
En consecuencia, para dar cuenta de los mensajes difundidos, hemos de acudir a las redes en donde se fraguan y se compatibilizan los sentidos (a los estímulos recepcionados). Ahora bien, siendo toda realidad construida, tampoco las redes son realidades preexistentes y externas al sujeto en general, y al sujeto investigador en particular. Son construidas por el sujeto constructor de las redes que le configuran.
Por tanto, se ha de recurrir a una estrategia conversacional en la que emerjan los sentidos compatibilizados. A tal fin, en una primera fase, de acuerdo con unos ejes estructurales -que no variables sociodemográficas-, se ha de construir una estructura reticular -sabiendo que es la del investigador y no la que existe para ser observada- con la que diseñar conversaciones iniciales, cuyo material producido nos facilite, en virtud de la inferencias discursiva, dar cuentas de los diversas posiciones y fracciones discursivas, para, en una en una segunda fase, de acuerdo con las mismas, realizar encuentros conversacionales en donde emerjan las compatibilizaciones discursivas existentes sobre el objeto de estudio.
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