No importa si existe un boom, lo innegable es que el género –igual que el periodismo en general– tiene ganas de vivir a pesar de sus condiciones precarias. Probablemente le corresponda al lector decidir si un boom puede serlo sin compensación económica de por medio ni éxito en la lectura a nivel masivo. En el anterior boom, el de Gabo y Vargas Llosa, los protagonistas se volvieron ricos a base de regalías; se volvieron rockstars gracias a la lectura de miles de jóvenes; y se volvieron líderes de opinión debido a su abierta militancia política. Eran otros tiempos. Los cronistas boomers al parecer ni se están volviendo ricos, ni son leídos masivamente, ni son líderes de opinión. Y tal vez, sólo tal vez, así está mejor.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados