La clave actual de la rentabilidad de las empresas agrarias está en el incremento de la competitividad y en la calidad de los productos ofrecidos. Esta calidad la pueden encontrar los consumidores en los productos ecológicos. El desarrollo sostenible es un compromiso que engloba criterios medioambientales, económicos, sociales y culturales para desarrollar un modelo económico distinto, que sea compatible con la conservación del medio y la mejora de la calidad de vida. La agricultura ecológica puede responder a este desarrollo, ya que por una lado es una actividad económica que genera riqueza, y por otro tiene en cuenta la ecología. Una agricultura que no sea respetuosa con su entorno, con la calidad y garantía de sus productos no tiene futuro.
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