En la segunda mitad del siglo XVIII Rousseau puso de moda la expresión como fundamento de la actividad filosófica. Poco después Lavater popularizó la Fisiognómica como una disciplina potencialmente universal. A finales de siglo en el entorno del Clasicismo de Weimar y del Romanticismo de Jena se comenzó a desarrollar dicho potencial en la teoría estética y literaria. En este marco los hermanos Humboldt dieron un paso más y extendieron el principio de expresión a las ciencias de la naturaleza y del espíritu. Finalmente, todas estas tendencias fueron elaboradas filosóficamente por Schopenhauer, formando el núcleo de su doctrina.
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