El final del siglo XX se caracterizó por el comienzo de un esfuerzo importante y sostenido en materia de igualdad de género, esfuerzo que se ha incrementado en el siglo XXI, no permaneciendo el continente africano ajeno a éste. Concretamente, en materia educativa, el empeño ha sido especialmente significativo durante la última década aunque insuficiente. Entre los pasos que se han realizado destaca el desarrollo de normativas y programas específicos destinados a favorecer el acceso de las mujeres a la educación, incluidas las universidades. Igualmente relevante es el trabajo que desarrollan investigadoras y activistas africanas, proporcionando datos útiles para las políticas favorables a la igualdad de género y abriendo nuevas líneas de investigación al servicio de los grupos más vulnerables. Se suma a este trabajo, la labor de diversas organizaciones sociales en el acceso de las niñas y jóvenes a la educación. A pesar de las iniciativas realizadas, lo cierto es que la paridad continua siendo un sueño en todos los niveles educativos africanos, incluido el nivel superior, objeto del presente trabajo. Tanto el alumnado como el profesorado de las universidades subsaharianas continúan siendo mayoritariamente masculino. Lograr la igualdad de género en el continente requiere urgentemente del aumento de la financiación pública y de políticas activas comprometidas con el acceso de las mujeres a los estudios superiores.
The late twentieth century was marked by the beginning of a significant and sustained effort on gender equality. This effort has increased in this century and Africa has not remained oblivious. Specifically, in educational area, the effort has been particularly significant during the last decade, although insufficient. Among the steps that have been made, the development of norms and specific programs to promote the access of women to education, including universities, stands out. Equally relevant is the work developed by African women researchers and activists, who provide useful data to policies promoting gender equality and open new lines of research at the service of the most vulnerable groups. The work of various social organizations in girls' and young women access to education is added to this task. Despite these initiatives, the truth is that parity remains to be a dream, especially at higher education. Both the students and the teachers in sub-saharian universities continue to be predominantly male. Achieving gender equality in Africa requires urgently the increase of public funding and active policies committed to women's access to higher education.
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