La Iglesia Católica en España, pasado el periodo de la transición democrática, y bajo el pontificado de Juan Pablo II, hubo de afrontar una renovación generacional importante del episcopado, que ayudase a responder a la Iglesia a las nuevas exigencias de la sociedad. Este artículo describe como fue y de donde salieron con preferencia, los cuadros humanos que sirvieron para nutrir las diócesis españolas. El nuevo episcopado debía tener un perfil más formador y evangélico, para fundamentar las raíces del cristianismo, recuperar la sociedad secularizada y movilizar al laicado católico en una nueva evangelización que se undamentase en la defensa de la familia y la vida
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