La tecnología es algo fascinante. Nos permite crear, consumir, optimizar e innovar. La tecnología hoy día es omnipresente. La respiramos. Formamos una red con ella. Ya no deberíamos hablar del Internet of Things, sino del Internet of Humans and Things. Los seres humanos y la tecnología se han fusionado. Forman un rizoma a través del cual la información fluye y las comunicaciones se expanden. Comunicaciones que son diálogos, mensajes comerciales, claims de marcas, anuncios o historias que pueden tener su origen en 735 puntos diferentes. Puntos que a su vez son nodos conectados a todo el resto de nodos.
En un momento cuando el usuario tiene aquellos nodos a su disponsición para buscar, recibir o consumir información y las marcas o agencias los tienen para empezar una comunicación, una historia o un diálogo, el storytelling realmente es transmediático y hay que entenderlo como un stream continuo. Una corriente de información que requiere cada vez más conocimiento técnico de todos los elementos involucrados y conectados, pero siempre, y más importante aún, la visión centrada en el usuario que reaccionará a nuestro mensaje en base a sus valores, entorno, cultura, mindset, momento y lugar único. Porque todo mensaje emitido por nosotros como marcas, diseñadores, narradores (storytellers) o programadores a través de esa red humano-tecnológica tendrá un efecto y seremos nosotros los responsables de sus consecuencias.
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