Laura García Raga, Ramón López Martín
INTRODUCCIÓN. La educación actual no puede renunciar a la construcción de una ciudadanía participativa, crítica y responsable y, por tanto, a potenciar el papel de los centros docentes como escenarios idóneos para el aprendizaje de los valores democráticos. Superadas ya algunas fechas del mandato constitucional de considerar la educación como un instrumento al servicio de la convivencia democrática, el objetivo del trabajo se centra en realizar un balance de la singladura trazada y plantear nuevos desafíos en la contribución de la convivencia escolar a la vertebración de las sociedades del siglo XXI. MÉTODO. Para ello, se utiliza como metodología el análisis documental e interpretativo de diversas fuentes legislativas, así como de programas, proyectos, planes e iniciativas que, con distinto calado y diversa profundidad, se han llevado a cabo en las últimas tres décadas en nuestro contexto español. RESULTADOS. Se detecta a través del estudio una clara evolución que nos traslada de una consideración originaria teórica y estática de la convivencia, a otra más dinámica, amplia y positiva, que ha sido capaz de trascender el exclusivo marco del trabajo de aula, superando la simple perspectiva de medio para el logro del aprendizaje, hasta consolidarse como un objetivo central de la totalidad del proyecto educativo. DISCUSIÓN. Fortalecer los cimientos sobre los que descanse este nuevo modelo de entender la vida escolar, supone acometer los desafíos del futuro inmediato que, en cualquier caso, pasan �entre otras estrategias� por la dinamización de protocolos que apoyen el despliegue de los planes de convivencia, el desarrollo de todas las potencialidades educativas de la mediación y la correcta incardinación de los temas de convivencia en el modelo curricular de �enseñar por competencias�.
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