Argumentamos que las teorías pedagógicas basadas en epistemologías modernas de tipo racional instrumental no son totalmente adecuadas para abordar la educación. Esto es así porque el hombre y la relación educativa manifiestan una enorme complejidad y una profundidad que ha de captarse interpretativamente, con una inteligencia hermenéutica o táctil, que se relaciona con la phronesis griega, o sabiduría práctica. Es preciso un esfuerzo por comprender lo que no puede ser jamás plenamente comprendido ni iluminado, como algo de naturaleza simbólica, ambigua, oscura, singular, contingente. La razón científica que pretende iluminar plenamente y dominar resulta un medio ciego y hostil a los matices de esta realidad humana que llamamos educación.
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