Detrás de cada presentación a un concurso hay también una estrategia de comunicación con la que tratar de seducir a un público, en este caso el potencial cliente. Ante la circunstancia de tener que jugarse todo a una baza, algunas agencias optan por adornar la exposición con toda una parafernalia concebida para sorprender o lograr cierta empatía con el anunciante. Otras, sin embargo, son más partidarias de ir al grano, sin aderezos ni ornamentos, mostrando su propuesta o, si la situación lo requiere, los trabajos realizados para otros clientes. En cualquier caso, no cabe la improvisación, aunque si es cierto que la cara que pone el anunciante siempre es un factor a tener en cuenta.
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