En este artículo discuto dos maneras en las que la cultura ha sido incorporada como elemento explicativo en las teorías del desarrollo humano. Una primera visión contempla la cultura como fuente de variabilidad y está a la base de la investigación trans-cultural tradicional. Una segunda visión contempla la cultura como un elemento constitutivo del desarrollo y la experiencia humana. En la discusión de estas dos miradas alternativas me decanto por la segunda, que otorga un papel más importante a la reflexión cultural en el estudio del desarrollo humano. Finalmente, ilustro algunas de las consecuencias de esta mirada constitutiva en dos ámbitos específicos del estudio de los procesos evolutivos: la comunicación temprana y la definición del intercambio educativo.
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