A lo largo del siglo XX se van ampliando las áreas de atracción de los grandes centros de inmigración, mientras que sus aureolas cercanas van adquiriendo cierta capacidad de atracción dentro de un modelo caracterizado por una fuerte jerarquización de los saldos migratorios en función del tamaño del núcleo. Este esquema se ha alterado profundamente a partir de mediados de la década de los 70. Comienzan a manifestarse en España los primeros síntomas de "contraurbanización": descenso del tamaño de núcleo con la mayor capacidad de atracción, al tiempo que las grandes metrópolis empiezan a expulsar población manteniendo saldos negativos con todos los tamaños de núcleo salvo con los menores de 2.000 habs. Asimismo, se han producido importantes cambios en los factores relacionados con la decisión de emigrar: en el periodo 1970-1975 las variables nivel salarial, tasa de paro, y tamaño del núcleo, explicaban el 80% de la varianza, mientras que en 1975-1980 apenas consiguen hacerlo en un 30%.
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