En este artículo examinamos el método de creación poética que llevó a cabo Francis Ponge y que supuso la instauración de un dispositivo lingüístico equiparable al de la tesis naturalista del Crátilo platónico, por lo que argumentaremos, a su vez, la viabilidad de la motivación del signo lingüístico en el lenguaje poético en virtud de que haría inteligible, más por revelación que por significación, el universo imaginario al que el poema habría dado aliento bajo el auspicio de la utópica función primigenia de la palabra en tanto que fundadora de la realidad a la que da nombre.
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