A partir de los setenta se empieza a enfocar el tema de los trastornos de desarrollo de forma diferente y se considera cualquier tipo de alteración, disfunción o dificultad en el desarrollo de una persona. Suele presentarse en la infancia o adolescencia y requiere una intervención psicoeducativa para la adaptación social del individuo. Entre los transtornos del desarrollo se incluyen el retraso mental, el autismo, cualquier deficiencia sensorial, déficits físicos, conductas no deseadas (entre las que se incluyen: TDAH, trastorno disocial o negativismo desafiante) y sobredotación intelectual.
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