La preocupación por la imagen corporal ha de estar centrada en el cuidado del cuerpo que soporta nuestra vida, manteniéndonos en condiciones de servir a los demás, y procurando retrasar los más posible el momento en que vayamos a necesitar de otros. El ejercicio físico puede ayudarnos, como ninguna otra cosa, en esta tarea de autocuidado y de solidaridad.
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