Contra los tan inútiles y, a pesar de ello, insistentes intentos de definir qué se entiende por turismo rural, el autor expone en el presente trabajo las bases para la planificación y evaluación de inversiones en núcleos dedicados a elaborar un nuevo producto de marca y calidad: el Turismo Rural Integrado. Cuatro son sus pilares: el fomento de la biodiversidad, el respeto a la identidad cultural, el crecimiento de la renta y el nivel de vida de la población residente y la aplicación de los principios de la economía de la producción turística. Entre estos últimos hay que resaltar uno: la elaboración en el núcleo de planes de desplazamiento de ida y vuelta. Dicho de otro modo: la fabricación de turismo. Se apuesta así porque los núcleos de acogida pasen a la fase que consiste en elaborar por sí mismos productos terminados aptos para ser consumidos por los demandantes finales evitando así el riesgo de convertirse en meros abastecedores de productos semielaborados para las empresas turísticas localizadas en los lugares de residencia de los turistas
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